Fotos para celebrar el día de la madre
Hoy te traigo una propuesta: celebrar el día de la madre con una sesión de fotos especial con tu hijo/a. Entre las muchas fotos que me acompañan mientras escribo esto, las más queridas para mí son dos: una en la que salgo con mi madre, allá por los setenta, y otra en la que salgo con mi hijo, a principios de los 2000, cuando era chiquitín.
Las fotos nos permiten volver atrás en el tiempo
Esas fotos son un recuerdo maravilloso, porqué me transportan. La de mi madre, me muestra un momento que no recuerdo (era demasiado pequeña), de ternura junto a ella, en sus brazos. Mi madre está preciosa, y yo estoy feliz. La de mi hijo me lleva directamente al día en que hicimos la foto. Ese día se lanzaba en mis brazos y aquello le parecía divertidísimo, se reía a carcajada pura. Esas carcajadas que sólo son capaces de hacer los niños pequeños, en su pureza.
Es tal como lo describe la fotógrama Katie Thurmes: «las fotos son un billete de vuelta a un momento que de otra manera se hubiera perdido».
Compartir risas y juegos
Cuando intento pensar cuáles son mis mejores recuerdos, creo que siempre escogería los mismos: los momentos compartidos con mis personas queridas. Si pienso en mi infancia, recuerdo siempre vivencias, momentos, risas, aventuras. Quizá no recuerdo bien la fecha o el lugar, pero sí la sensación. Las experiencias que vivimos se gravan en nuestra mente. Cuando somos felices, eso se convierte en un recuerdo para siempre.
Es lo que forma humilde intento que pase en vuestras sesiones de fotos. Ya sea en mi estudio de Figueres, o en la naturaleza del Empordà (Girona), lo que quiero es que por encima de todo, recordéis ese día como un rato feliz.
Que cuando miréis las fotos, os lleven de nuevo a ese momento de felicidad.
El lazo que une a una madre y su hija
Y eso es lo que quiero que les ocurra a Aylin y Elisabeth, lo merecen. Durante su sesión, quisimos por una parte dar rienda suelta a sus propuestas y sus ideas, y por otra crear bonitas fotos que fueran un recuerdo especial para ambas. Así que nos pasamos la tarde de cambio de vestuario en cambio de vestuario y aprovechando al máximo cada rincón y cada opción del estudio (Aylin prefirió no salir al exterior debido al frío).
Aylin y Elisabeth fueron súper entusiastas durante la sesión y eso, la verdad, es un chute de energía. Disfruté como una enana viéndoles reír, emocionarse, compartir. Soy afortunada de ser testigo de momentos tan especiales. Aylin y su familia me mandaron un montón de fotos de «making of» que agradezco enormemente, ya que casi nunca tengo la suerte de verme trabajando.







